Carga de Fuego Estas tablas dan valores aproximados y sirve como orientaci. TABLA 1: Carga de fuego que se estima en base a estad Su nombre viene de la palabra pony (peque. Al nacer es un poco d Actualidad Ecuestre dijo. Ruffian seguro que no, porque fue criada en Kentucky. Y aunque no he tenido la oportunidad de ver esta pel Guanaco, huemul, puma, zorro y pud. Se denomina revoco o revoque al revestimiento exterior de mortero de cal o cemento o de cal y cemento, que se aplica, en una o m. El cemento proporciona dureza al acabado, y la. Vuelvo al antiguo altar. NOMBRE(S) LOCAL(ES): Aguila DISTRIBUCION EN CHILE: Arica a Antofagasta y desde Caldera a Tierra del Fuego. Sin datos entre ambas zonas. HABITAT: en todo lugar, pero m Algunos de los nombres de otros poemas de este. Aunque al llegar se suceden los problemas: Ostwind aparece con extra. Los corales de fuego deben su nombre com. Se han descrito alrededor de 50 especies de coral de fuego que expresan una variedad de formas de crecimiento.La lluvia de fuego - Leopoldo Lugones - Ciudad Seva. Casa digital del escritor Luis L. Desde mi terraza dominaba una vasta confusi. Tuve que esperar largo rato para ver caer otra chispa, pues la luz solar aneg. Debo confesar que al comprobarlo, experiment. Por fortuna la brisa se levantaba, inclinando aquella lluvia singular hacia el lado opuesto de mi terraza. Las chispas eran harto ralas, adem. En fin, aquello no hab. Verdad es que el toldo, corrido para evitar el sol, me resguardaba? En el comedor me esperaba un almuerzo admirable; pues mi afortunado celibato sab. Excepto la biblioteca, el comedor era mi orgullo. Desde entonces, entregado a mis jardines, a mis peces, a mis p. Alguna vez, en las tardes muy calurosas, un paseo a la orilla del lago. Me gustaba verlo, escamado de luna al anochecer, pero esto era todo y pasaba meses sin frecuentarlo. La vasta ciudad libertina era para m. Escasos amigos; breves visitas; largas horas de mesa; lecturas; mis peces; mis p. Esto me daba derecho - lo digo sin orgullo- a un busto municipal, con tanta raz. Entre tanto, mi esclavo le. La lluvia de fuego hab. De pronto, el esclavo que atravesaba el jard. Promediaba la siesta cuando sub. El suelo estaba ya sembrado de gr. Comenzaba a tranquilizarme, cuando una nueva inquietud me sobrecogi. El silencio era absoluto. Ni un rumor en la ciudad. No quisieron salir; antes se recogieron m. En el aire no hay minas de cobre. Luego aquella limpidez del cielo no dejaba conjeturar la procedencia. Y lo alarmante del fen. Era la inmensidad desmenuz. No obstante el vago terror que me alarmaba, dec. Sin embargo, nada se perd. Y casi junto con ella, advert. El repique era una acci. En algunos barrios hasta quemaban petardos. Acodado al parapeto de la terraza, miraba con un desconocido bienestar solidario la animaci. Muchachos afanosos recog. Era todo cuanto quedaba de la grande amenaza celeste. Las cortesanas, con el seno desnudo seg. Animales amaestrados por no s. Un personaje fofo, cuya condici. Cobertores cuya abolici. De visitarse y de beber, pues ambos se retiraron completamente borrachos. La ciudad, caprichosamente iluminada, hab. En algunas cornisas, alumbraban perfumando, l. Desde sus balcones, las j. En cada esquina se bailaba. Buscando algo, me apoy. La pared estaba caliente y conmovida por una sorda vibraci. La lluvia de cobre hab. Un caliginoso vaho sofocaba la ciudad; un olor entre fosfatado y urinoso apestaba el aire Por fortuna, mi casa estaba rodeada de galer. La servidumbre se hab. Envueltas las piernas en un cobertor de viso, acoraz. Y con una tranquilidad que hac. Afortunadamente, el comedor se encontraba lleno de provisiones; su s. Era un licor claro e ins. Reanimado por el vino, examin. No pudiendo huir, la muerte me esperaba; pero con el veneno aqu. La soledad era absoluta. El ambiente estaba rojo; y a su trav. El horizonte estaba, esto s. Sobre el lago flotaba un denso vapor, que algo correg. Humaredas negras anunciaban incendios aqu. Esa tarde y toda la noche fue horrendo el espect. Quemada en sus domicilios, la gente hu. Nada hay tan sublime como la voz humana. El derrumbe de los edificios, la combusti. Al declinar el sol, el aire estaba casi negro de humo y de polvaredas. Cielo, tierra, aire, todo acababa. No fue sino muy tarde, cuando al escuchar el derrumbe de un techo, se me ocurri. Cayendo a cada instante en modorras que entrecortaban funestas pesadillas, pas. Las luces decrecieron y se apagaron. No quedaba otro remedio que salir; y luego, todo, todo era preferible a morir asfixiado como una alima. A duras penas consegu. Pero la ciudad ya no exist. Techos, puertas, gran cantidad de muros, todas las torres yac. El silencio era colosal, un verdadero silencio de cat. Cinco o seis grandes humaredas empinaban a. La singularidad de la situaci. No quedaba un solo resto combustible y aquello se parec. A trechos, en los parajes que la ceniza no cubr. Hacia el lado del desierto, resplandec. Eran ellas las que hab. El sol brillaba inmenso, y aquella soledad empezaba a agobiarme con una honda desolaci. Asegurado a este respecto, empec. Todos los barcos ardieron, los muelles, los dep. La polvareda de una carrera. Alguna partida que enviaban, quiz. Pronto hubimos de sustituir esta esperanza por un espect. Era un tropel de leones, las fieras sobrevivientes del desierto, que acud. La sed y no el hambre los enfurec. Nada como ellos revelaba tan l. Pelados como gatos sarnosos, reducida a escasos chicharrones la crin, secos los ijares, en una desproporci. Rondaban los surtidores secos con un desvar. El alma sucinta de la bestia agregaba a sus terrores de muerte, el pavor de lo incomprensible. Si todo estaba lo mismo, el sol cotidiano, el cielo eterno, el desierto familiar, . El transporte de su dolor elev. El metal candente empez. Llegamos a la bodega, no sin que nos alcanzaran algunas chispas; y comprendiendo que aquel nuevo chaparr. Llevaba conmigo el pomo de veneno, que me causaba un gran bienestar apenas turbado por la curiosidad de la muerte. El agua fresca y la obscuridad, me devolvieron a las voluptuosidades de mi existencia de rico que acababa de concluir. Hundido hasta el cuello, el regocijo de la limpieza y una dulce impresi. Comenzaban otra vez a caer escombros. De la bodega no llegaba un solo rumor.
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December 2016
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